El conocimiento de por qué y de qué manera toman sus decisiones los electores es un elemento indispensable para saber cómo ejercer influencia sobre el cuerpo electoral. De esta forma, la utilización de técnicas de sondeo de opinión se hace imprescindible en cualquier convocatoria electoral. Conocer y radiografiar a la ciudadanía es el primer paso hacia la construcción de una buena estrategia de campaña.
De forma generalizada, podemos hablar de dos fórmulas principales y comúnmente desarrolladas para el estudio del mercado electoral: El análisis estadístico de los datos y las encuestas de opinión Pública. En cuanto al primero, hoy en día, existen innumerables fuentes de consecución de información. Se trata de datos de fácil acceso al público en general y que se derivan de estadísticas y censos de la población del país. Al mismo tiempo existen infinidad de publicaciones en Internet, revistas y libros que nos ofrecen información variada y útil sobre la composición de la población y sus características. Se trata de la forma más económica y directa para el estudio de los electores, sin embargo, solo es una primera aproximación al estudio del electorado. Una forma de poder mejorar e inferir datos de futuro consiste así mismo en el estudio de los resultados de las elecciones anteriores. El estudio pormenorizado de las circunscripciones y las mesas electorales nos puede dar una idea de comportamientos políticos más o menos estables. Sin embargo, y en mi opinión, el análisis estadístico de los datos ofrece una visión demasiado amplia de los comportamientos electorales y considero que si queremos comprender al elector de una forma más completa, actual y sofisticada, que nos permita ejercer una influencia directa sobre él y en su decisión de voto, lo más adecuado son las encuestas de opinión pública.
Las encuestas de opinión pública generalmente son realizadas por empresas especializadas que trabajan por encargo para medios de comunicación o para partidos políticos. En realidad, existen dos modelos de encuestas de opinión pública: Encuestas cualitativas y encuestas cuantitativas. A las primeras también se las llama estudios motivacionales y su objetivo es descubrir actitudes profundas y mecanismos mentales. Se realizan sobre grupos muy reducidos y sirven para detectar ideas en la población que después pasaran a una fase de evaluación y comprensión. Sin embargo, las encuestas predominantes, más famosas y que todos conocen son las encuestas cuantitativas, que consisten en una serie de preguntas que se hacen a un conjunto de la población más o menos extenso y que constituyen, si la encuesta está bien hecha, una parte representativa del total de la población que queremos estudiar. Condición indispensable para que la encuesta tenga valor científico es que la muestra a entrevistar siga una serie de criterios (edad, sexo, estrato profesional, etc.) que reproduzcan de una forma fiel las características de la población a estudiar. Así mismo, se hace muy aconsejable que el tamaño de la muestra sea suficientemente amplio en cuanto a número de personas encuestados. El problema es que para reducir el coste de la encuesta, en muchos casos, se realiza sobre muestras demasiado pequeñas y esto produce importantes fluctuaciones en los resultados de las que pueden conducir a creer en cambios de opinión inexistentes.
Queda claro que la fiabilidad de las encuestas depende en gran medida de la neutralidad del entrevistador y de la calidad del cuestionario. En algunas ocasiones, y esto es un grave error, se lleva a hacer pensar al entrevistado que hay "preguntas buenas y preguntas malas" cuando lo oportuno es que las preguntas sean siempre pertinentes, claras y concisas. En resumen: del resultado de las encuestas se obtiene la información mas relevante para la elaboración de una estrategia electoral y de las intenciones de voto de los electores.
De forma generalizada, podemos afirmar que el voto no expresa solamente una actitud coyuntural de una persona, sino que, en realidad, se trata más de una actitud profunda de reacción a acontecimientos políticos y sociales. Por otro lado, tenemos que tener en cuenta que siempre existe una identificación partidaria tradicional al estilo de los demócratas y republicanos en USA, conservadores y laboristas en Gran Bretaña o los socialistas y populares en España. Una buena estrategia electoral de un partido político debe estudiar qué posibilidades existen de modificar esta tendencia, siendo la imagen del candidato, generalmente, el valor más importante. Estas identificaciones políticas tradicionales deben estudiarse en función del grado de interés por la política, las actitudes frente a los cambios y el sentimiento de confort frente a la autoridad. De esto vamos a habar en las siguientes líneas.
El grado común de interés por la política es un elemento fundamental a la hora de elaborar una buena estrategia de comunicación, por ejemplo, debemos usar diferentes lenguajes en función de quien nos esté escuchando. No es lo mismo hablar a militantes que hablar a personas desinteresadas en la política, donde la imagen juega un papel mas influyente que las palabras. Este grado de interés por la política también puede variar en función de pertenencia a categorías socio-demográficas como la edad, el sexo, loa ingresos económicos y la educación recibida.
Otro elemento fundamental de estudio son las actitudes políticas coyunturales. Se trata de actitudes que pueden cambiar de forma muy veloz de un momento a otro y que siguen las vicisitudes de la vida política de un país. Los temas de preocupación más candente y los elementos cotidianos pueden hacen variar rápidamente la actitud frente a los partidos y grupos políticos. Se habla de "humor" de los electores a sus percepciones relativas a la situación del país y su grado de apoyo o descontento ante el gobierno y su actuación, por ejemplo, si hablamos de un grado de descontento bajo, el tono de la argumentación de la campaña electoral es neutro, pero si el descontento es alto el tono subirá en la misma medida.
Existen unos indicadores de popularidad de los partidos políticos, que son particularmente importantes meses antes de las elecciones, y que permiten conocer las preferencias de los electores frente a los candidatos. Estos indicadores son también muy importantes a la hora de practicar una segmentación en función de variables socio-demográficas. Se trata de una variable fundamental para los candidatos a la hora de averiguar cuales son los sectores sociales más abiertos a su mensaje. Se va a hacer imprescindible conocer la opinión del electorado en los temas principales de debate y redoblar el esfuerzo en la argumentación de los temas más complicados.
Para finalizar y a modo de resumen, creo que debe quedar muy claro que es muy importante la prudencia en la interpretación de los datos de las encuestas ya que las generalizaciones son muy arriesgadas cuando hablamos de creencias y sentimientos de las personas. Conocer la imagen que los electores tienen de los candidatos va a servir para calibrar al propio partido y para poder estudiar a los candidatos y partidos opuestos, sabiendo cuáles son sus puntos débiles y fuertes con el fin de diseñar una estrategia de campaña lo más efectiva y racional posible.
Queda claro que la fiabilidad de las encuestas depende en gran medida de la neutralidad del entrevistador y de la calidad del cuestionario. En algunas ocasiones, y esto es un grave error, se lleva a hacer pensar al entrevistado que hay "preguntas buenas y preguntas malas" cuando lo oportuno es que las preguntas sean siempre pertinentes, claras y concisas. En resumen: del resultado de las encuestas se obtiene la información mas relevante para la elaboración de una estrategia electoral y de las intenciones de voto de los electores.
De forma generalizada, podemos afirmar que el voto no expresa solamente una actitud coyuntural de una persona, sino que, en realidad, se trata más de una actitud profunda de reacción a acontecimientos políticos y sociales. Por otro lado, tenemos que tener en cuenta que siempre existe una identificación partidaria tradicional al estilo de los demócratas y republicanos en USA, conservadores y laboristas en Gran Bretaña o los socialistas y populares en España. Una buena estrategia electoral de un partido político debe estudiar qué posibilidades existen de modificar esta tendencia, siendo la imagen del candidato, generalmente, el valor más importante. Estas identificaciones políticas tradicionales deben estudiarse en función del grado de interés por la política, las actitudes frente a los cambios y el sentimiento de confort frente a la autoridad. De esto vamos a habar en las siguientes líneas.
El grado común de interés por la política es un elemento fundamental a la hora de elaborar una buena estrategia de comunicación, por ejemplo, debemos usar diferentes lenguajes en función de quien nos esté escuchando. No es lo mismo hablar a militantes que hablar a personas desinteresadas en la política, donde la imagen juega un papel mas influyente que las palabras. Este grado de interés por la política también puede variar en función de pertenencia a categorías socio-demográficas como la edad, el sexo, loa ingresos económicos y la educación recibida.
Otro elemento fundamental de estudio son las actitudes políticas coyunturales. Se trata de actitudes que pueden cambiar de forma muy veloz de un momento a otro y que siguen las vicisitudes de la vida política de un país. Los temas de preocupación más candente y los elementos cotidianos pueden hacen variar rápidamente la actitud frente a los partidos y grupos políticos. Se habla de "humor" de los electores a sus percepciones relativas a la situación del país y su grado de apoyo o descontento ante el gobierno y su actuación, por ejemplo, si hablamos de un grado de descontento bajo, el tono de la argumentación de la campaña electoral es neutro, pero si el descontento es alto el tono subirá en la misma medida.
Existen unos indicadores de popularidad de los partidos políticos, que son particularmente importantes meses antes de las elecciones, y que permiten conocer las preferencias de los electores frente a los candidatos. Estos indicadores son también muy importantes a la hora de practicar una segmentación en función de variables socio-demográficas. Se trata de una variable fundamental para los candidatos a la hora de averiguar cuales son los sectores sociales más abiertos a su mensaje. Se va a hacer imprescindible conocer la opinión del electorado en los temas principales de debate y redoblar el esfuerzo en la argumentación de los temas más complicados.
Para finalizar y a modo de resumen, creo que debe quedar muy claro que es muy importante la prudencia en la interpretación de los datos de las encuestas ya que las generalizaciones son muy arriesgadas cuando hablamos de creencias y sentimientos de las personas. Conocer la imagen que los electores tienen de los candidatos va a servir para calibrar al propio partido y para poder estudiar a los candidatos y partidos opuestos, sabiendo cuáles son sus puntos débiles y fuertes con el fin de diseñar una estrategia de campaña lo más efectiva y racional posible.
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